Mariano Luque, editor y director de Otra madre, nos cuenta cómo fue el proceso de montaje de su película, nominada al Premio al Mejor Montaje de película Argentina en competencia, que otorgarán EDA y SAE en la 19ª edición del BAFICI.
El mayor desafío como editor siendo también el director de la película, fue tomar cierta distancia para poder desprenderme de planos, escenas e incluso de personajes, y dejar solo lo imprescindible. Otra madre es mi segunda película, fue un trabajo que me llevó varios años y por esta razón, debí estar atento para no caer en la trampa de querer incluirlo todo. Como si fuese la última oportunidad. Las particularidades del material incluían muchos personajes femeninos, muchas de ellas ligadas por vínculos familiares, el desarrollo de una historia principal que va ramificando otras historias más pequeñas, escenas que funcionan como frescos de situaciones cotidianas, la contrucción de una rutina con cierta economía de planos fijos y pocas escenas con diálogos. Trabajé en buscar la construcción narrativa desde el detalle y la austeridad, priorizando la narración desde el sonido. Conté con el asesoramiento y el gran compromiso de Julia Rotondi e Iván Fund quienes iban viendo las estructuras en las que avanzaba y me ayudaron enormemente a fortalecer y simplificar los recursos narrativos. Al acercarme al corte final, lo que más satisfacción me dio como director, es que luego de tomar el rol de editor, de sintetizar, de darle una estructura narrativa accesible, de tener el alivio de encontrar una película, es que todo aquello de lo que tuve que desprenderme en términos discursivos y temáticos apareció de todos modos. Apareció con mayor sutileza superando mis espectativas y prejuicios, como si todos esos elementos ya estuviesen acoplados y asimilados por la propia película. Como si la propia
película me dijera “confiá en mí” y me hiciese una devolución más madura y sofisticada de los planes que tenía al hacerla.
![[19] Bafici: Nominados a Mejor Montaje – Otra madre por Mariano Luque](https://edaeditores.org/wp-content/uploads/2017/04/19-BAFICI-Otra-madre-1080x675.jpeg)
El mayor desafío como editor siendo también el director de la película, fue tomar cierta distancia para poder desprenderme de planos, escenas e incluso de personajes, y dejar solo lo imprescindible. Otra madre es mi segunda película, fue un trabajo que me llevó varios años y por esta razón, debí estar atento para no caer en la trampa de querer incluirlo todo. Como si fuese la última oportunidad. Las particularidades del material incluían muchos personajes femeninos, muchas de ellas ligadas por vínculos familiares, el desarrollo de una historia principal que va ramificando otras historias más pequeñas, escenas que funcionan como frescos de situaciones cotidianas, la contrucción de una rutina con cierta economía de planos fijos y pocas escenas con diálogos. Trabajé en buscar la construcción narrativa desde el detalle y la austeridad, priorizando la narración desde el sonido. Conté con el asesoramiento y el gran compromiso de Julia Rotondi e Iván Fund quienes iban viendo las estructuras en las que avanzaba y me ayudaron enormemente a fortalecer y simplificar los recursos narrativos. Al acercarme al corte final, lo que más satisfacción me dio como director, es que luego de tomar el rol de editor, de sintetizar, de darle una estructura narrativa accesible, de tener el alivio de encontrar una película, es que todo aquello de lo que tuve que desprenderme en términos discursivos y temáticos apareció de todos modos. Apareció con mayor sutileza superando mis espectativas y prejuicios, como si todos esos elementos ya estuviesen acoplados y asimilados por la propia película. Como si la propia
