Método Livingston es una de las nominadas al Premio al Mejor Montaje de la Competencia Argentina, que otorgarán EDA y SAE en la 21ª edición del BAFICI. Iair Michel Attías (EDA) nos cuenta cómo fue el proceso de montaje de la película.
Conocí por primera vez el nombre de Rodolfo Livingston hace muchos años, su nombre, siempre acompañado de anécdotas (o más bien leyendas) sobre su visión transgresora y su etapa en la gestión pública a contramano del statu quo. Las ventanas antirreglamentarias, su marca registrada. Escucharlo y pensar en lo que decía me hizo mirar a Buenos Aires de manera diferente: “El espacio es lo que ocurre allí”, sintetiza Livingston en una de las primeras secuencias.
Me incorporé al proyecto primero como asistente, sincronizando el material, ya que desde hace algunos años asisto y colaboro en la edición de las películas de Néstor Frenkel, que fue productor del documental. En este caso empezaron visualizando y seleccionando el material Sofía Mora, la directora, y Néstor.
El puntapié de la película fue un largo reportaje con Rodolfo recorriendo su(s) obra(s) y vida. Sofía le dedicó largas horas a colocar muchísimos “markers” en el Avid con descripciones sobre cada tema y las frases destacadas. Esto nos ayudó mucho a revisar y encontrar anécdotas descartadas ya avanzado el proceso. Luego de esta primera selección, surgió la invitación a continuar en el proyecto como montajista.
El documental tuvo pocas jornadas de rodaje para una película de estas características, pero en compensación teníamos decenas de VHS, 8mm, Super8 y fotografías de archivo de la vida de Rodolfo. El material se prestaba para distintas propuestas. Fuimos armando secuencias temáticas y probando formas posibles alrededor del material de archivo, pero descartamos varias ideas: algunas gustaban mucho de manera aislada, pero su conjunto se alejaba de la forma total de la película. Hasta que, apostando a lo más simple, encontramos una primera estructura posible.
La vigencia del material de archivo -reflejo de la lúcida coherencia discursiva de Livingston durante más de 30 años- nos obligaba necesariamente a detener la edición por algunos minutos y a reflexionar sobre los daños irreparables del neoliberalismo en Argentina en la década de 1990 y su reflejo espejado en la actualidad del país.
Fue un proceso de montaje espaciado, con pausas entre semanas de trabajo, pero que nos permitía decantar lo que teníamos visto y armado de la película y poder tomar decisiones cada vez que retomábamos. Sofía tomaba apuntes y pensaba ideas y Néstor se sumaba a los visionados de escenas o de cortes, aportando y discutiendo las soluciones para el montaje.
Nos guardamos bajo la manga la posibilidad de grabar algo que fuera indispensable tener ya con el corte más cerrado. Y fue la suave y precisa música de Gonzalo Córdoba (Suárez) la que nos terminó de ayudar a cerrar el armado.
Durante el montaje, que tuvo lugar durante varios meses, transité una mudanza, una obra de reforma para tirar abajo una pared (y ganar luz y espacio en mi departamento). Así que sin dudas Livingston me acompañaba en la isla, pero también en la vida cotidiana. En el documental insiste con una de sus mayores premisas: “Hay mucha gente que precisa ladrillos para vivir. Sin embargo, yo he sacado más ladrillos de los que he puesto”.
Cuando tuvimos un primer planteo general y ya no estábamos seguros cómo terminar, (re)visitamos las escenas, los materiales, y allí Sofía se encontró con una línea narrativa sorprendente y muy real para resolver la película, que podrán descubrir y conocer quienes vayan al cine a verla.
Se apareció un gran cruce de historias, entre Rodolfo y la cámara que lo filmaba. Un encuentro producto del cine, del documental, y de la vida misma. Rodolfo tenía razón: el espacio es lo que ocurre allí, y la película es el espacio donde se produce ese (re)encuentro.
Trailer: https://vimeo.com/327122621
Horarios:
JUEVES 4, Multiplex Belgrano 2, 20.00
VIERNES 5, Multiplex Belgrano 2, 14.30
DOMINGO 7, Gaumont 2, 20.45
MIÉRCOLES 10, Semana del Arte, 21.00