Iván Fund, Martín Solá y Lorena Moriconi editaron juntxs la película Vendrán lluvias suaves de Iván Fund, nominada al premio al Mejor Montaje de la Competencia Internacional que otorgará EDA en la 33ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y nos cuentan el proceso de edición de esta película:

Iván FundCaptura de pantalla 2018-11-13 a la(s) 10.15.37

El montaje sea tal vez la verdadera especificidad del cine. En mi caso no concibo una película sin que el montaje atraviese transversalmente cada instancia. Todo es montaje en un película. Y ahora que la tecnología finalmente nos regala, más que nunca, la horizontalidad de los procesos. Donde escritura/rodaje/montaje ya no necesariamente (parafraseando a uno hablando de las historias…) van en ese orden.

Cuando empecé a trabajar Toublanc, mi película anterior (también montada junto a Lorena Moriconi) una de las primeras imágenes que tuve fue la de una bandada de pájaros, de esos que al atardecer forman una nube compuesta por a veces miles de aves que a la distancia parecen conformar un organismo independiente que va mutando y cambiando de forma con una complejidad y gracilidad que asusta.

Esos pájaros son Estorninos, Tordos, en argentina, y se congregan en grandes números por diversas razones, tanto de supervivencia (para escapar de depredadores y darse calor al caer la noche) como sociales. Es extraño imaginar que un número tan grande de individuos pueda realizar coreografías tan complejas improvisando, reaccionando en cuestión de instantes, verdaderamente como un organismo cuidadosamente interconectado y comunicado. Parece ser que esto es posible porque cada ave solo repara en las siete aves que tiene a sus costados y responde y adapta sus movimientos a estas, como células conformadas cada una por siete Tordos y esto se replica en cadena. Cada pájaro solo mira al prójimo, no al todo, una lógica regional*, micro, es la que ordena sus movimientos, lo que tiene enfrente.

*lo regional, la única dimensión posible para las utopías diría Mekas.

Así fue, a la manera de los estorninos, lo que nos propusimos junto a Lorena y Martín para encarar el montaje de Vendrán Lluvias Suaves, a seis manos (o tres cabezas) y construir nuestra pequeña utopía.

Martín Solá

Captura de pantalla 2018-11-13 a la(s) 10.15.50Recuerdo una de las primeras cosas que me dijo Iván Fund, el director del film, cuando comenzamos a trabajar: “Vamos a hacer un montaje en conjunto, vos tenés que podar, desmalezar, luego seguirá Loli” (Lorena Moriconi). Este desafío me gusto, me motivo, porque era trabajar con personas a las cuales les tengo un profundo cariño y admiración. Era un desafío ya que siempre monté las películas que yo había dirigido y en esta oportunidad tenía que interpretar  y amoldarme a lo que quería Iván, con quién es muy fácil trabajar porque te da una gran libertad. Yo montaba durante el día, dos o tres escena, y por la tarde las veíamos y dialogábamos sobre lo que teníamos que mejorar, esto lo hicimos sin parar un día, durante todo un mes. En una segunda etapa el material paso a manos de Lorena y ella continuo el trabajo que habíamos hecho mejorándolo notoriamente. Otra cosa que me vuelve a la memoria fue la primer sensación que tuve cuando vi los miles de fragmentos del material en bruto, estaban llenos de vida, de la vida que le imprimían los niños que trabajan en la película. Eso había que respetarlo, en el material se sentía el cariño, la ternura, cosas que no podían desaparecer, el montaje debía mostrarlo. Porque considero que en estos tiempo de ferocidad no es ninguna ingenuidad hablar de ternura, afecto, ya que es algo profundamente político. Es poner el acento en la necesidad de transformar la barbarización de las relaciones humanas. La película está llena de abrazos, mirada. Son esos momentos, ritos, gestos, los que intentamos resaltar con el montaje, porque quizás esté ahí lo que protege al ser humano de la intemperie y nos provee de una verdadera fortaleza en la vida.

Lorena Moriconi

Lorena MoriconiEn “Vendrán lluvias suaves” y en muchas películas de Iván en las que trabajé, suelo editar a partir de núcleos que él va armando durante el rodaje; ahí donde siente que encontró la película, arma urgente esos pedacitos, mojones los llamo yo, quedan siempre intactos a lo largo del proceso, y voy tejiendo de uno a otro hasta llegar a la forma final. Esta vez ese trabajo de montaje lo inició Martín Solá. Con él había colaborado en su bella película “La familia chechena”. La propuesta de Iván del montaje en conjunto para “Vendrán…” estuvo desde el principio y creo que vino un poco de aquella colaboración, donde sostenida por el marco y la claridad de Martín, edité como en trance danzas chechenas, sólo dejándome llevar por la música del material. Algo de eso remedamos en “Vendrán…”, que Martín armara con una mirada más consciente y atenta a la estructura y a la historia que había que narrar, y yo continuara a nivel de los detalles, del pulso, las pulsiones, de la música del material.

Y así hicimos, una primera etapa en la que ellos trabajaron en Barcelona, donde vivía Martín, y luego yo acá, en Buenos Aires. Para cuando me llegó el primer corte, ya contaba además con la música propiamente dicha, que me ayudó mucho en ese trabajo cuerpo a cuerpo con el material. De la experiencia en conjunto con ellos, a quienes quiero y admiro, me queda el aprendizaje de la humildad que siempre requiere este oficio pero que se hace evidente editando a seis manos; poder continuar y descansar en otrx, y que la película llegue a ser lo que tenía que ser.

Trailer

Funciones:

Jueves 15 de Noviembre, 12:00, Teatro Auditorium – Sala Astor Piazzolla.

Jueves 15 de Noviembre, 20:00, Teatro Auditorium – Sala Astor Piazzolla.

Viernes 16 de Noviembre, 17:30, Teatro Auditorium – Sala Astor Piazzolla.