EUGENE RABINE, UN VIAJE HACIA LOS CONFINES DE LA VOZ

El 9 de octubre tendrá su estreno virtual (y estará disponible hasta el 11) la película Eugene Rabine, un viaje hacia los confines de la voz, documental dirigido por María Galliano y nuestro socio Sebastián Lannepoudenx, quien también estuvo a cargo de la edición. La película cuenta la historia de Eugene Rabine, cantante y maestro de canto, creador del método funcional de la voz, o Método Rabine.

Tuvimos la oportunidad de conversar con Sebastián sobre el montaje de este proyecto. Acá les dejamos la entrevista y ¡felicitamos al equipo por el estreno!

Lxs socixs de EDA que estén interesadxs en ver la película pueden acceder a la proyección virtual gratuitamente, escribiendo a Sebastián a videomaker.arg@gmail.com.

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¿Cómo surgió la idea del documental?

Sebastián Lannepoudenx: Mi mujer, María, es cantante y profesora de canto, y desde hace 15 años trabaja con un método de educación vocal conocido como Método funcional de la voz o Método Rabine. Ella fue alumna de Rabine y por ello viajamos varias veces a Alemania. En la previa de uno de nuestros viajes (2015) se nos ocurrió la idea de hacerle una entrevista al maestro con la idea de ayudar a difundir su trabajo. En ese momento fue una idea loca, porque eran muy celosos de divulgar información sobre el método que no estuviera estrictamente chequeada por ellos de antemano, por lo que, cuando aceptaron, fue una gran sorpresa.

¿Qué características tenía el material? ¿Qué software usaste y qué desafíos tuviste al respecto?

Lamentablemente no existe material de archivo de Rabine, excepto una carpeta de fotos digitalizadas y algunas clases grabadas por alumnxs con sus celulares; el resto es todo material propio grabado en HD 1080p con una Canon 60D.

Desde el principio sabía que iba a editar en FCPX. Venía editando con premiere y FCPX, pero si me dan a elegir elijo siempre FCPX porque me gusta mucho más la interfaz, el rendimiento, y me resulta mucho más cómodo. La forma en que se puede ordenar el material al ingestarlo y las variantes que tiene el browser son más útiles y el timeline magnético es un golazo.

Fue un gran desafío porque es mi primer largo y no tenía un método de trabajo  desarrollado para tanto material y tan extenso en el tiempo, (cinco años de la primera entrevista hasta el export final). Había hecho varios laburos para TV, pero siempre en colaboración con un equipo, y en laburos personales no había pasado los 30 min. Así que fui aprendiendo sobre la marcha a organizar tanto material y tantas entrevistas, y a pensar una estructura de largometraje.

 

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¿Cuál fue tu método de trabajo en el momento de la edición? 

Fui muy ordenado desde la primera entrevista. Cada tarjeta que hacía era descargada en un disco (backup) y desde ahí importada al FCPX que por default lo guardaba en el Library del proyecto en otro disco. Dentro del programa, cada entrevista era organizada en un evento y sincronizada. Las imágenes de recursos, iban siendo tagueadas con keywords, que me ayudaron a ubicar rápidamente el lugar o la situación donde habían sido grabadas.

Tomé la decisión, errada, de editar sin desgrabar las entrevistas y sin traducirlas (en inglés). Trabajé mucho cada entrevista llenando los timelines con markers, donde escribía un resumen de la respuesta. El FCPX tiene una función INDEX que es muy buena para buscar todo tipo de materiales dentro del timeline, entonces ahí podía ver todo lo que había escrito en los markers. Así pude encontrar muy rápido los temas de los que se hablaba.

Lo primero que edité fue una secuencia donde alumnos, discípulos y familiares cuentan cómo lo conocieron y cómo el contacto con Rabine y con el método les cambió la vida. Entrelazar diferentes testimonios de manera que se logre un texto dinámico era mí know how, que había aprendido como editor en diferentes laburos. Este corte se hizo para una presentación en un evento en el CCK en homenaje al maestro, en 2017, y quedó en 25 min. Pero faltaba lo más importante que era justamente la entrevista principal.

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En 2018 nos sorprendió la noticia de la muerte del maestro, y esto  implicó un cambio total en la forma en que veníamos pensando el trabajo. La entrevista pasó a ser uno de los materiales audiovisuales más importantes de Rabine hablando sobre su método y eso se transformó en una gran responsabilidad.

Con María hablamos mucho sobre cuál sería la estructura, y nos costó bastante encontrarla, en principio porque teníamos mucho material hablado, nada de archivo y poco de recursos. Se nos ocurrió la idea de separar con intertítulos; fue el paso previo a la estructura, porque nos permitió identificar los temas con más claridad.

Después de habernos alejado varios meses del proyecto por el nacimiento de nuestra segunda hija, recibimos una carpeta con fotos viejas y al mismo tiempo encontré en la librería escenas de recursos que había olvidado que tenía. Esas dos cosas sumadas a la idea de los intertítulos me dispararon una idea de estructura. Monté todo crudamente en una secuencia y a partir de ahí empecé a sacar y achicar, y a separar con intertítulos, con clips y con fragmentos de clases. Cuatro años pasaron hasta encontrar la estructura y un año para llegar al corte final.

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¿Cómo llevaste el proceso de editar un documental del que también sos director?¿Tenes alguna reflexión sobre el tema ahora que terminaste?

Responder a esta pregunta me llevó varios días de reflexión. Me di cuenta que estuve mucho tiempo peleado con el material, en conflicto con el Yo realizador que había cometido errores que ya no eran posibles de corregir. El primer error fue no trabajar a fondo la escritura del guión, por todo guión tuve una hojita con preguntas. Creo que el Yo editor tuvo que hacer mucho trabajo para sacarse ese peso de encima: asumir mis propios errores. Pasaron años, literalmente, hasta llegué a olvidarme de escenas que había grabado, y descubrirlas como editor fue como un toque de suerte. Tuve que amigarme con la idea de hacer la película que el material pedía. Y que el público pedía. Esto último fue muy importante porque el maestro Rabine tiene muchos seguidores en todo el mundo, y esta entrevista que nos dió es única. Lo que habíamos hecho un poco ingenuamente luego se volvió algo histórico (al menos para un grupo de personas). Me di cuenta que no estaba haciendo un documental para ir a un festival, ni para venderlo a la televisión, ni para presentar en el INCAA, estaba haciendo un documental de divulgación de algo muy específico. Y que debía pensar en ese público en particular al cual probablemente hubiera contentado con las dos horas de entrevista cruda. Finalmente creo que hicimos mucho más que eso y estamos muy contentos.

 

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¿Podes contarnos un poco sobre la presentación del documental en Alemania?

La presentación en Alemania se hizo en una iglesia luterana antigua, en el marco del cierre de la última formación para profesorxs de canto en el Método Rabine. Contamos con la presencia de lxs colaboradores más cercanos que tuvo Rabine y que están a cargo de la continuidad del Instituto Rabine y de su legado. ¡Ni hablar de los nervios que tenía!, pero me distraje persiguiendo y entreteniendo a mis hijas que amenazaban con armar algún quilombo en el medio del salón.  La experiencia de ver al público de cerca y escucharlo, que ría o llore de emoción, es movilizante. Y la devolución superó las expectativas. Todos los que estaban habían sido alumnos de Rabine así que volver a verlo y de esta manera, les pegó mucho, fue muy emotivo.