El 16 de mayo en el Cine Gaumont se estrena la película ”Ciudad Oculta”, editada por nuestra socia Josefina Llobet y dirigida por Francisco Bouzas (“ La cuarta dimensión”, “Todo lo cercano se aleja”).
Un berretín de imágenes, como lo describe el director, entre material de ficción y documental, entre el mundo de los vivos en la Oculta y el mundo de los muertos.
En esta edición de “EDA En Pantalla”, Josefina comparte su experiencia editando la película y nos cuenta los desafíos de construir este mundo onírico para contar conflictos del presente.
Se estrena el 16 de mayo a las 20:15 en Cine Gaumont – CABA
Jueves 16 al Miércoles 22 de Mayo – 20:15, 16:15 y 12:15
y Espacios INCAA de todo el país
Trailer: www.youtube.com/watch?v=QJLF-baCjgo
“Nos conocimos con Francisco Bouzas en la carrera de Artes Audiovisuales de la UNA, antes llamada IUNA, nuestra Universidad Nacional de las Artes. Allí es donde entramos también en contacto con compañerxs que forman parte del equipo técnico y artístico de nuestra película, Ciudad Oculta, con quienes seguimos trabajando hasta hoy en distintos proyectos y compartiendo miradas sobre los procesos.
En 2013 un proyecto de Francisco fue seleccionado en el Concurso del INCAA “Un barrio de película”, y me propuso editarlo. Era un corto documental sobre una murga en Ciudad Oculta. Lo protagonizaban un grupo de chicas y chicos adolescentes, que se preparaban para participar en los carnavales del año siguiente. Se llamó Los Locos no se Ocultan.
Francisco siguió desarrollando historias vinculadas con el barrio y la murga desde el documental. Así, llegó a participar en el BAFICI 2018 con su primer largometraje, “La cuarta dimensión”, editado por Jimena García Molt (EDA).
A fines de 2021, Francisco recibió un subsidio del INCAA para producción de Audiencia Media. La película sería esta vez una ficción, con varixs de lxs chicxs del cortometraje como protagonistas, ahora diez años más grandes. El guion estaba escrito junto con Luciano Salerno, la productora era Maru Buslemen y la producción era de Oculta Cine y Pensar con las Manos.
El montaje empezó a mediados de 2022. Yo estaba todavía terminando de editar otro proyecto, por lo que Luciana Favit, la asistente, arrancó a la par de rodaje con todo el proceso de transcodificación, sincronización y organización del material en el Avid para la edición. Nosotras ya veníamos trabajando juntas desde hacía tiempo, por lo que, si bien había algunas cosas que conversar para adecuar el trabajo a las necesidades de esta película en particular, para muchas otras no hacía falta hacerlo.
Luciana realizó una planilla de las escenas, con un título y una imagen para identificarlas, lo que permitió ir detectando antes de comenzar a editar posibles cambios y reestructuraciones, agregados, supresiones de diálogos o fusiones que pudieran haber surgido en ensayos o en el mismo rodaje. Si bien el guion estaba bien estructurado y planteaba una idea concreta de lo que se quería contar, el trabajo con los actores y actrices y otras cuestiones de producción modificaron algunos de los planteos iniciales.
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A diferencia de lo que suele suceder en otras películas, en las que edito unas semanas sola para poder llegar al Frankenstein o armado inicial y desde ahí se incorpora el director o directora, en el caso de Ciudad Oculta empezamos a encontrarnos con Francisco en isla desde el principio. Hay algo que lo facilitó: haber trabajado juntxs previamente y tener la suficiente confianza con él para pedirle paciencia en momentos en los que necesité encarar sola alguna parte. Por su parte, él está siempre abierto a la escucha y a probar, por lo que el proceso se vuelve muy divertido y enriquecedor. Durante esas primeras semanas, surgió la idea de recuperar aquellos materiales documentales de 10 años antes, en los que César, Belén, Liz y Nelson eran todavía adolescentes. Aprovechamos el fuera de campo para sugerir la presencia de Ezequiel (Iki en la película), como la mano documental que graba con su cámara a lxs chicxs de la murga. Poder darles un pasado, un contexto real, a los personajes de la película y jugar con eso como recuerdos de Jonás, el protagonista, aportó a la película nuevas capas de sentido. A su vez, nos permitió anclar esta historia de fantasmas a la realidad concreta y cotidiana de un grupo de amigxs de verdad y la felicidad del encuentro en la murga.
Los aspectos técnicos de cómo diferenciar las texturas de los materiales del rodaje actual con los documentales, para así lograr una mayor claridad en lxs espectadorxs, pueden resumirse en pocas palabras: jornadas y jornadas de prueba de recaptura y filmación de pantalla, muchos intentos fallidos, de “te exporté mal, hagámoslo de nuevo”, “no funciona el cable”, “esto no termina más”, “me pasaron el dato de que DaVinci tiene unos recursos piolas”, hasta “Bueno, ya está, estamos bien, vamos con esto”. La película desde un principio se planteó en 4:3, por lo que era necesario que ese pasado y el presente desolador de los personajes quedaran bien diferenciados desde lo visual. Desde ya, el trabajo conjunto de puesta en escena de los equipos de Fotografía (con Julián Babino como DF), Arte y Vestuario (con Joaquín Maito como DA y Tatiana Mazú, vestuarista), los registros sonoros meticulosos de Esteban Belloto, y el tono actoral dan por su lado una impronta muy clara al universo fantasmal de Ciudad Oculta, aspectos todos a tener en cuenta en el montaje, en especial para la construcción de la tercera capa de sentido: el universo onírico, contado a partir de la oposición entre vigilia y sueño que tensiona el espacio del barrio, los elementos de arte que se recuperan para resignificarlo, el estatismo en la interpretación de los espectros y el maquillaje. También, con el diseño de sonido de Hernán Higa, con quien trabajamos algunas escenas en paralelo para darnos una idea de antemano de las posibilidades de atmósferas sonoras que podían conformar este mundo.
Tuvimos la posibilidad de contar durante el montaje con la música de Juan Ibarlucía, que nos permitió editar algunos momentos musicales claves de la película, como la Fiesta de San Juan, el momento de más acción de los personajes. Allí, lo documental y lo ficcional se cruzan desde la imagen. También incorporamos la presencia de la radio, con registros reales que evidencian el contexto de violencia, en particular de violencia policial, en el que vive el barrio.
A partir de un momento, hubo instancias de proyección con el equipo y con compañerxs de confianza y colegas que nos permitieron reafirmar, repensar y seguir probando nuevas opciones de montaje.
Fueron tres meses de trabajo intenso, colaborativo y también muy cómodo: es genial hacer cine con quienes fuimos creciendo en la profesión.
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