El jueves 2 de julio de 2020, a las 20hs, se estrena por CINEAR TV la ópera prima Azul el mar, escrita y dirigida por Sabrina Moreno y editada por Martín Sappia, ambxs socixs de EDA.
El proyecto participó de la clínica de guión del Berlinale Talent Campus, ganó el Concurso de Desarrollo “Raymundo Gleyzer”, obtuvo apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y fue la primera película ganadora del concurso de ópera prima del Polo Audiovisual Córdoba. Después del estreno, Azul el mar tendrá una repetición el sábado 4 a las 20hs y luego, estará en CINEAR PLAY del 3 al 10 de julio y en la sala virtual de Puentes de Cine (PCI) desde el 10 hasta el 17 de julio.
Tuvimos la oportunidad de charlar con Martín, Sabrina y Paula Campagnucci (asistente de montaje) sobre el trabajo en este proyecto. Acá les dejamos la entrevista y ¡felicitamos al equipo por el estreno!
¿Cómo llegaste al proyecto?
Martín Sappia: La conocía a Sabrina porque ella me buscó para un proyecto documental en el que venía trabajando. Al final ese proyecto no prosperó pero creo que porque tuvimos buenas charlas en ese momento quedó la intención de trabajar juntos. Cuando finalmente Sabri tiene la posibilidad de llevar adelante Azul el Mar, me vuelve a invitar para trabajar junto a ella y ser parte del proyecto.
Paula Campagnucci: Con Sabrina Moreno formamos parte de DivAC, un colectivo de feministas audiovisuales, y con motivo de la realización de un cortometraje, trabajamos juntas en 2017, yo como editora y ella como directora. Cuando me llamó para trabajar como asistente de montaje en Azul el mar, se refirió a este antecedente y a la dinámica que tuvimos, para trabajar en esta película. Trabajé durante el rodaje y dos semanas después en la isla de la productora en Córdoba.
¿Cómo fue la experiencia de trabajo en Azul el mar y qué desafíos enfrentaron?
Sabrina Moreno: Tuvimos unas 8 semanas de trabajo de montaje en conjunto con Martín y de a poco fuimos logrando un diálogo para hacernos preguntas y buscar distintas propuestas que pudieran enriquecer el camino que queríamos hacer. Trabajamos en conjunto desde el día 1 y fuimos armando el primer corte basándonos en el guión primero. Luego del primer visionado y reflexionando sobre las distintas devoluciones que tuvimos, Martín hizo una propuesta de la película. A partir de ahí se generó un ida y vuelta para ir transformando el relato hasta encontrar el desarrollo de su esencia y dejar que florezca lo que la película nos quería decir.
Martín Sappia: La particularidad más importante para mí era que la historia estaba contada en dos tiempos, en dos tiempos que se superponían. De alguna manera esas dos temporalidades, espejos entre sí, narraban la idea de la repetición, de loop de un estado de las cosas, que iban cruzando de manera transversal la película. Poder narrar eso, que se comprendiera, que pudiera dar más sentido a la narración troncal, era el desafío mayor al que nos enfrentamos. Después estaba el desafío de ser capaces de expresar el sentimiento interior, la turbación emocional, que envuelve al personaje principal, interpretado por Umbra Colombo. Creo que Sabrina aprovechó muy bien el gran registro que tiene Umbra para apoyarse en su trabajo.
Paula Campagnucci: Nunca había desarrollado el rol de asistente de montaje de manera profesional; aprendi muchisimo gracias al acompañamiento de mis compañerxs de rodaje. Fue muy gratificante poder estar junto al resto del equipo mientras se rodaba la peli, cerca del set, armar la isla en diferentes espacios, compartir con lxs compañerxs de arte, vestuario, producción, iluminación, dirección, actrices/ores, etc.
Sabrina Moreno: El otro desafío fue pasar del primer corte al corte final, ya que tuvimos que tomar la decisión de abandonar un camino para poder explorar y encontrar nuevas formas. Y allí fue donde todo creció, la película se enriqueció y yo me sentí mucho más cerca de lo que quería lograr. En esa decisión, tuvo mucho que ver cambiar la propuesta de la música y el tipo de montaje, que al comienzo era un poco más tradicional, para luego ser mucho más libre e intuitivo.
Umbra Colombo, Beto Bernuez – Azul el mar
¿Qué características tenía el material?
Martín Sappia: El material venía con una propuesta bastante clásica de puesta en escena de plano y contra plano. La cámara era en su mayoría cámara en mano. Pero sí había una línea marcada y casi permanente: el seguimiento del personaje principal. Era una cámara bastante intimista que se acercaba mucho los personajes buscando gestos y proximidad, buscando los estados emocionales de ellxs.
Paula Campagnucci: Se filmaba bastante y teníamos tipos de materiales muy diferentes, algunas escenas que estaban meticulosamente planteadas y había otras que tenían un buen grado de improvisación, por lo que el trabajo fue variado y dinámico.
¿Cómo fue el flujo de trabajo? ¿Cuál software usaste y qué desafíos tuviste al respecto?
Paula Campagnucci: Costó lograr compatibilidad entre los proxys de la cámara, una red scarlet nueva y el software, Premiere. Tuvimos que utilizar los .avi en vez de los .mxf, esto reducía el tiempo de la tarjeta y como su descarga era a tiempo real, debimos coordinarnos muy bien con el equipo de cámara para estar a tiempo. Me instalaba cerca del set, donde mientras sincronizaba el material y armaba el proyecto, recibía las tarjetas para descargarlas y planillar.
Martín Sappia: Recibí el material ordenado y sincronizado de acuerdo a como lo pedí. Trabajé en mi sala con mis equipos con proxies 2k y con Premiere. Es el archivo en el que me gusta trabajar a mí y así lo pedí. Fueron 7 semanas y media de trabajo. Yo siempre suelo pedir entre 8 y 10 semanas, de acuerdo a la cantidad de semanas que hayan rodado o a la cantidad de material que haya. Usamos Premiere porque aquí en Córdoba es lo que más se usa. Yo prefiero el Avid, pero sucede que lxs asistentes no lo tienen o no lo manejan y eso a la hora de pensar el flujo es complicado, es por ese motivo que uso Adobe.
¿Cómo fue el trabajo con el sonido?
Martín Sappia: Atilio Sánchez y su equipo de trabajo habían sido quienes habían trabajado en el directo y quienes luego iban a hacer el diseño y mezcla. Entonces desde rodaje había algunas propuestas claras por lo cual solo tuvimos que seguir esos lineamientos. Luego con Sabrina fuimos marcando y editando algunas propuestas para el diseño y para marcar ritmos internos de planos que nos servían mucho para encontrar el ritmo de montaje de la película.
¿Cómo fue el trabajo montajista – directora?
Martín Sappia: La propuesta y necesidad de experimentar mucho con el material y la experiencia de Sabrina editando sus trabajos previos, hizo que tomara la decisión de estar permanentemente en la sala de montaje. Trabajamos juntos más del 90% del tiempo. Sabrina estaba encima de la edición, pidiendo propuestas y dirigiendo paso a paso el montaje. Ella buscaba una precisión muy personal y estaba dispuesta a experimentar bastante con el material. No estaba atada a nada y si había que dejar de lado alguna escena y plano que para ella era importante o que le gustaba mucho pero que no sumaba a la propuesta, lo hacía. Para mí fue una experiencia nueva, diferente a otras, donde estaba acostumbrado a trabajar más tiempo solo y ofreciendo las propuestas que salen de muchas charlas con lxs directorxs.
Sabrina Moreno: Es la primera vez que trabajaba con otro montajista y fue un proceso de aprendizaje, de ir generando espacios para que ambas miradas pudieran encontrarse y lograr un diálogo fructífero, rescatando lo que cada unx proponía y poder ser objetivos en las idas y vueltas. Pienso que es algo que nos hizo crecer a lxs dos, tanto en nuestro trabajo de montaje como en las posibilidades de intercambiar con otras personas. Además, estoy muy contenta con el resultado y siento que la película encontró su propia identidad.
Martín Sappia: Fue un ejercicio muy particular que también exigía de mi parte aprender a trabajar de esa manera. Pero creo que es un compromiso de lxs editorxs asimilar las formas de trabajo que necesitan y proponen lxs directorxs, que al fin y al cabo, de ellxs son las películas. Fue por momentos duro, muy exigente, pero al final fue una experiencia muy positiva en la que aprendí mucho.
¿Hay algún otro comentario que quieras sumar?
Paula Campagnucci: Agradecida por la oportunidad que me otorgó Sabrina, de confiar y entender que hay que hacer lugar para que entren compañeras que saben trabajar y no han tenido la oportunidad, el espacio. Tuvimos muy buena comunicación, incluso después de finalizar el trabajo seguimos en contacto y conversando sobre la película. Agradecida con lxs compañerxs que aseguran y gestionan espacios de solidaridad, cuidado y amabilidad.
Sabrina Moreno: Me gustaría compartir un fragmento del diario de rodaje de la película en relación al montaje y a la decisión que tomamos luego del primer corte: “Hicimos una pausa en el montaje. Es necesario tomar distancia, permitir que el tiempo haga su proceso y que las imágenes vuelvan a surgir con mayor intensidad. Hay dos y hasta tres películas que intentan convivir en un mismo relato. Lo sensorial y lo subjetivo del mundo de Lola es lo que tiene que crecer aún más, recobrar su lugar; ese que le dio sentido al motor que puso todo en marcha: ¿Cómo atraviesa una mujer que es madre, esposa, y profesional, una vida en donde las distintas partes luchan por tomar su lugar, por tener un espacio en una misma y única vida? Esta película la estoy haciendo por ella, para comprender, aunque no de manera del todo consciente, quién fue, cuáles eran sus deseos y cómo atravesaba sus miedos. Tengo que abrir aún más mi mundo interior, permitir que ellos puedan entrar, motivados por el llamado que grita por hacerse escuchar; dejar que habiten esa dimensión de espacio y tiempo donde lo onírico y lo real tienen la misma importancia, la misma razón de ser. Voy a abrir la puerta y voy a abrazarlos, ojalá ellos quieran quedarse a transitar”.
Martín Sappia: El aprendizaje de trabajar constantemente con Sabrina cambió la forma con la que yo habitualmente estaba acostumbrado a probar cosas. Mis propuestas surgían más de interpretar lo que ella buscaba, que sobre la lectura que yo hacía del material. No creo que haya tenido menos libertad que en otros proyectos, al final siempre las decisiones importantes la toma dirección. Tal vez sí pueda decir que hubo menos oportunidades de proponer que en otras películas en las que trabajé, pero el resultado final, la película a la que arribamos, a mí me gustó mucho y eso es lo importante. Estuvo muy bien.