El documental Gran orquesta de Peri Azar se estrenó hace unos días, una película biográfica y musical, propone sumergirse en las melodías del jazz de Héctor Lomuto y su banda, a partir de archivo histórico encontrado en la basura. Emi Castañeda (EDA), una de nuestras socias fundadoras, es la editora del documental y nos cuenta sobre el proceso de montaje de la película.
La historia me fascinó desde el momento en el que el productor me la contó por teléfono: la directora encontró en un contenedor de escombros un baúl con más de 2000 partituras de “Héctor y su gran orquesta argentina de jazz”, una de las big bands más populares de Buenos Aires durante las décadas del 40’ y 50’.
Arrancamos el proceso de montaje en el año 2016. En aquel momento, trabajamos a contrarreloj: teníamos tan sólo un mes para presentar la película a un fondo y recaudar plata para poder seguir adelante con la postproducción.
La directora había estado investigado durante seis años, y en ese proceso había filmado muchísimas entrevistas. También había algo de fotos y un par de escenas, (y a días de entregar al INCAA, apareció una gran cantidad de archivo fílmico maravilloso para usar) pero no había un guión.
Así que arranqué visualizando todo y comencé a sacar los temas más importantes y a encontrar los hilos que con el tiempo formarían la estructura. Uno de los desafíos era que la directora no quería que fuera una película de cabezas parlantes, así que planteamos la posibilidad de una voz en off, idea que estuvo dando vueltas hasta casi el final del proceso, y finalmente descartamos.
Después de ese mes de trabajo intenso, teníamos un primer corte, pero no una película.
En 2017 la película “descansó”. Durante ese año hablamos varias veces con la directora, y en mi cabeza se iba cristalizando una estructura cada vez más clara. Retomamos el montaje recién en 2018, a pocos meses de la entrega al INCAA. Así que cuando retomé el trabajo le presenté una propuesta a la directora y decidimos ir por ese camino. A su vez, ella había estado haciendo algunas pruebas plásticas con algunos archivos, que funcionaban muy bien.
En esa última etapa yo no podía dedicarme full time al documental, porque tenía otro trabajo diario, así que fueron dos meses y medio de trabajar. Nos encontrábamos los fines de semana y dos tardes en la semana, más la carga de llegar a la entrega del INCAA.
A pesar de eso, fue una experiencia muy gratificante poder enfrentarme a un material tan hermoso y tan abierto y poder crear algo concreto, que hoy es una película muy disfrutable.
Horario:
Espacio INCAA Sala Gaumont, 19hs.