Familia es una de las nominadas al Premio al Mejor Montaje de la Competencia Argentina, que otorgarán EDA y SAE en la 21ª edición del BAFICI. Miguel de Zuviría nos cuenta cómo fue el proceso de montaje de la película.

Para poder hablar del montaje en “Familia” quizás sea mejor referirme brevemente a “La Noche”, película estrenada tres años atrás, también dirigida por Edgardo Castro.

Castro llegó en el 2014 con “La Noche”: una propuesta de película, esbozada en breves crónicas, a la que había que darle una forma. Había cosas filmadas y muchas otras que no. El ritual laboral era siempre el mismo: veíamos el material juntos, me contaba lo que pretendía narrar, yo trabajaba por mi cuenta y, una semana después, nos volvíamos a ver las caras con lo que tuviera para presentarle, y sobre eso trabajábamos juntos. Así, aproximadamente, por un año y medio.Retrato Miguel de Zuviria baja

No voy a decir que congeniamos a la perfección desde el primer momento. De hecho, fue todo lo contrario: el comienzo fue catastrófico y casi me cuesta el puesto de montajista. Le presenté a Castro un coloso amorfo de una hora y media que sólo correspondía a una escena. Imaginar el resto de la película de esa forma era, por lo menos, sospechoso. Pero lo importante es que ese sistema de trabajo se sostuvo, con resultados diversos, durante “La Noche” . Y lo aplicamos nuevamente en “Familia”.

La idea con “Familia” fue similar: Castro apareció con todo el material filmado y así, desconociendo completamente la idea general de la película, me sumergí de lleno en el universo que me proponía. Lo único que sabía era que, nuevamente, Castro se había filmado a sí mismo y que, esta vez, su familia era la coprotagonista. El resto había que lograrlo en el montaje.

Había que tomar una posición rara para la edición. Porque era natural encontrarle formas del cine documental; y sin embargo, el resultado está muy alejado de la idea de documento.  Al mismo tiempo, es una película que se enfrenta constantemente con lo real, que usa la improvisación bajo pautas preestablecidas y el dejar hacer como método de trabajo. En ese sentido, está claro que no había un guión previo, en lo que a términos clásicos se refiere, sino una serie de ideas que iban a terminar de expresarse en el montaje. Era muy fácil caer en la forma documental o meramente contemplativa. Y el trabajo que se hizo fue siempre en contra de eso.

La película había sido filmada en planos secuencia larguísimos de los que había que extraer sólo pequeñas porciones. Y esa era la cuestión: buscar la forma de narrar aquello que se quería narrar logrando cierta síntesis entre las horas y horas de material filmado. Entonces se miraban los planos una y otra vez, se anotaba aquello que nos parecía más interesante de ver, pensándolo todo casi como un espectador más. De esa selección se hacía una nueva, ya menos inocente, y así hasta dar con el resultado final de cada escena.

Hablo de “La Noche” para referirme a “Familia” porque las considero películas muy cercanas, acaso primas, más allá de los datos más evidentes que sugiere la ficha técnica. Estas son películas que se alejan bastante del montaje más clásico y que suponen un ejercicio intelectual y creativo permanente. No se trata de seguir cada hoja de un guión preconcebido y, sobre esa base, sugerir cambios o reinterpretar algunas escenas sino de entender el montaje como una instancia de escritura y reescritura continua, que completa la idea inicial del director.

En otras palabras, si creyera que las películas son como rompecabezas, la labor aquí es mas bien lúdica. No se trató sólo de unir las piezas sino a la vez elaborarlas y utilizarlas luego como un juego narrativo entre director y montajista. Fue creer en la libertad de las imágenes y las escenas para encontrar así, en este juego, la ubicación que más coincidiera con una idea que quería transmitirse.

Funciones:
JU 4, Multiplex Belgrano 2, 22.40
VI 5, Multiplex Belgrano 2, 17.00
DO 7, Gaumont 2, 15.00