Hoy 2 de abril, en conmemoración a los caídos en la Guerra de Las Malvinas, se transmitirá a la medianoche en CINE.AR la película “Soldado Argentino sólo conocido por Dios”, dirigida por Rodrigo Fernández Engler y editada por nuestro socio Martín Sappia, a quien le hicimos algunas preguntas sobre el montaje de la película:

 

 

¿Cómo llegaste al proyecto?

Me buscó el director, Rodrigo Fernández Engler. Creo que conocía algo de mi trabajo en otras películas y tenía referencias que le habían dado otros miembros del equipo. Pero fundamentalmente trabajé en la película por la buena química que tuvimos en la primera reunión, donde nos conocimos y hablamos del guión. Tengo el recuerdo que fue un encuentro muy grato y que coincidimos en seguida sobre el trabajo que íbamos a hacer.

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¿Cómo estuvo compuesto el equipo?

En el montaje trabajé solo con Rodrigo. Con el montaje avanzado y cuando ya estábamos trabajando con el tercer corte, hubo mucha colaboración del asistente de dirección Rodrigo Alabart y el director de fotografía Sebastián Ferrero, quienes hicieron un gran aporte a la película.

 

¿Qué desafíos tuvo la edición de este proyecto?

En primer lugar, para mi fue un desafío trabajar en una película que tenía mucho de género y acción. Era un reto muy interesante. Sabía que eran materiales con los cuales no es común trabajar, como por ejemplo una escena de guerra. Me cambió mucho la forma de ver el material, sobre todo en escenas de acción; así como la selección que iba haciendo del material que se iba a usar.

La película tenía mucha coreografía interna en el plano y había que ser cuidadoso con eso, era necesario tener en cuenta que una gran cantidad de elementos narrativos se elaboraron finalmente a través de VFX, y que al momento del montaje no todos se encontraban disponibles.

La película narrativamente tiene dos caras, una es la guerra, y otra la post guerra, representada en el personaje que interpreta Mariano Bertolini. Esas dos partes tenían ritmos y formas diferentes y había que hacerlas convivir, sin que ninguna de las dos anulara a la otra. Era importante que las escenas bélicas no se «comieran» a las escenas más dramáticas de la película. Las escenas bélicas tienen un atractivo muy fuerte que, si el guión no está bien equilibrado, puede atentar contra las escenas más dialogadas o con un tinte dramático. En definitiva, el desafío era trabajar con dos géneros cinematográficos con modos narrativos muy diferentes entre sí.

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¿Cómo fue trabajar en una película cuyo tema es tan sensible para lxs argentinxs?

Eso fue otro gran desafío para mí. El tema de la película exigía que el trabajo fuese cuidadoso, con respeto. Es un tema sensible y muy cercano a nosotros. Recuerdo con claridad lo que se vivía en esos días de la guerra, los comunicados, el miedo…

Primero me puse a estudiar un poco. Leer textos de historia y ver las películas que habían abordado el tema. No fue una exigencia de dirección, pero me sentí más seguro haciéndolo de esa manera.

Por otro lado, Rodrigo es un apasionado del tema Malvinas, sabe muchísimo al respecto. Ya desde la escritura del guión el cuidado hacia el tema estaba asegurado. Rodrigo fue tan minucioso en elegir, por ejemplo las locaciones, que buscó en las sierras de Córdoba cerros, montañas que tuviesen formas similares a la geografía escarpada de las Islas.

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¿Qué características tenía el material?

El material venía registrado a dos cámaras, fundamentalmente las escenas de acción con disparos y las que necesitaban gran cantidad de extras. Había que aprovecharlo todo: disparos, morteros y demás elementos bélicos, ya que el material de fogueo era limitado.

Me sucedió algo con respecto al material que nunca me había pasado antes. Después de tener casi un corte final, la producción de la película decidió agregar una escena que había quedado fuera del rodaje en su momento por falta de fondos. Entonces recibí material que nunca había estado contemplado y que tampoco estaba dentro de la lógica que teníamos de la película y del relato. Finalmente, la escena quedó muy bien y fue un gran aporte para la película.

 

¿Cómo fue el trabajo con el sonido / VFX?

Cuando se sumó el VFX al montaje, tuve que corregir algunas cosas que no habíamos tenido en cuenta en la edición y remontar alguna escena. También por algunas cuestiones narrativas que veíamos que funcionaban mejor, el montaje no se hizo como previamente lo habían pensado desde VFX así que eso hizo que también ellos modificaron algunas cosas, pero no hubo inconvenientes. El trabajo de Fabián Duek (Coordinador de VFX)  fue muy bueno y le dio otra dimensión al montaje de las escenas.

Con sonido fuimos probando algunas cosas. Yo también trabajo en montaje de sonido así que me gusta ir armando algo mientras edito. Es de gran ayuda a la hora de trabajar en el ritmo interno de cada plano y de cada escena. Y en esta película en particular me ayudaba mucho. Junto a Hernán Conen, quien realizó el sonido directo, fuimos conversando algunos conceptos, siempre de un modo muy fluido.

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Normalmente hacemos notas sobre contenido que se acaba de estrenar. Esta película salió en el 2016. Cuando la ves ahora, unos años después, ¿que sentís? ¿Modificarías algunas cosas desde el montaje?

No la he vuelto a ver después del estreno. Pero uno siempre quiere modificar algo. De todas maneras, me quedé muy conforme con el trabajo que hicimos. Borges decía que un libro se termina cuando llega a imprenta. Aquí sucede igual: que la película llegue a postproducción no significa que uno la quiera soltar, sino simplemente que llega la hora de finalizarla. Pero siempre hay un XML por ahí que puede ser resucitado :).