Entrevistamos a Pau Atienza, y charlamos sobre la importancia de la investigación teórica e histórica de nuestro oficio. Además nos regaló un ejemplar de su libro “Historia y evolución del monatje audiovisual, de la moviola a youtube”.

Pau Atienza es graduado del Centre Calassanç-ESCAC, de Cataluña, España, en la especialidad de montaje, realizó el Curso Superior de técnicas cinematográficas. Ha ejercido profesionalmente como montador y realizador en los ámbitos del documental y la ficción, alternando con la actividad docente en prestigiosas escuelas de cine y comunicación audiovisual como la ESCAC y la UOC.

-¿Por qué hacer un libro sobre la historia y evolución del montaje?

Durante muchos años, para preparar mis clases, leí y consulté muchos libros sobre montaje pero ninguno me satisfacía plenamente. Existen los clásicos de Karel Reisz, Edward Dmytryk, Noel Burch y Michel Chion, por ejemplo. Y después hay otros con un nuevo enfoque, mas intuitivo y contemporáneo, como los de Walter Murch y Michael Ondaatje.

Por simplificar mucho, hay una primera época histórica, paralela a la madurez y plenitud del cine como medio hegemónico, en el que se producen muchos libros y estudios para definir un canon universal, un marco de ortodoxia.

En cambio, en la segunda mitad del S.XX, con el surgimiento de las “nuevas olas”, cuando el cine ya empieza a ser consciente de si mismo, aparecen estudios críticos basados en la semiología, toda una revolución del pensamiento sobre la imagen, y por tanto del cine.

En mi opinión, entre todos esos libros, echaba de menos un enfoque mas didáctico, mas claro, que se alejara del barroquismo del lenguaje semiótico, y también que fuera una herramienta para los editores. Además creo que el montaje nunca ha sido suficientemente reconocido como la herramienta fundamental de la narración cinematográfica y audiovisual que es.

-¿Cuánto tiempo te llevó hacerlo?

El origen de este libro es una asignatura sobre montaje y postproducción que escribí para la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) en el 2003. Esta asignatura era una optativa en el grado online de Comunicación Audiovisual. Todo el trabajo e investigación que realicé se quedó ahí y 10 años después, en uno de los típicos paréntesis de trabajo de nuestra profesión, decidí proponer realizar un libro a la editorial de la Universidad. Aceptaron y realicé un trabajo de re-escritura y puesta al día con nuevos temas, como por ejemplo la remezcla audiovisual en Internet y los nuevos lenguajes cinematográficos híbridos entre ficción y documental. En resumen ¡puede decirse que tardé unos 10 años en completar el libro!


-¿Cuáles y cuántos autores investigaste?

En cuanto a los autores que investigué, una buena parte son los que he citado anteriormente como libros de referencia, los clásicos sobre montaje: “Técnica del montaje cinematográfico” de Karel Reisz, “On film making” de Edward Dmytryk, “Praxis del cine” de Noel Burch, “El cine y sus oficios” de Michel Chión, “El montaje” de Dominique Villain…

Pero además de estos, me gustaría citar otros que fueron muy importantes para mí, durante mi época académica y docente. En primer lugar “Teoría del montaje cinematográfico” de Vicente Sánchez-Biosca, un libro basado en teorías de la imagen, muy semiológicas, pero muy solido, con los pies en el suelo, fundamental. Después un libro que encontré hace muchos años (en la era pre-internet) en una librería de Barcelona de importación, que es estupendo: “First Cut. Conversations with film editors” de Gabriella Oldham. Es un libro de entrevistas con montadores norte-americanos, algunos de los cuales hoy son leyendas. “La audiovisión” de Michel Chion también fue muy importante para mi. Por supuesto que S.M. Eisenstein es fundamental, “Teoría y técnica cinematográfica” por ejemplo, aunque hoy en día nos parezca un poco difícil de leer y entender. Y finalmente me gustaría citar al que fue mi maestro en la escuela de cine, Joan Marimón, guionista, cineasta, docente y escritor que precisamente publicó su libro “El montaje cinematográfico. Del guión a la pantalla” muy poco tiempo después del mío, y que es mucho mas profundo y analítico en las estructuras y en muchos aspectos del montaje.

-¿Considerás que hay teorías o reglas del montaje que hoy día son obsoletas?

Lo de tener reglas para el montaje nunca me ha gustado, considero que  el ejercicio del montaje debe poder tener libertad para probar cualquier posibilidad, siempre que sea adecuada para lo que se quiere explicar y para el tono de la pieza o de la película. Las teorías o reglas que considero obsoletas precisamente, son las mas rígidas y anticuadas, aquello de “no se puede cortar de un plano general a otro plano general” etc.

-¿Hay teorías y/o recursos del montaje que hayan permanecido intactas y vigentes hasta hoy?

De la misma manera que en general no me parece adecuado imponer reglas rígidas, tampoco creo que haya recursos de montaje que sean inamovibles. En el mundo del montaje y especialmente de la postproducción, todo cambia, lo que ayer nos parecía fantástico, hoy nos parece horrible. Aunque quizás (y no descubro nada) lo fundamental es la mirada, el rostro humano en un primer plano sigue transmitiendo emociones muy sofisticadas e intensas. El plano-contraplano, el hecho de no ver durante unos segundos el objeto de la mirada, como se transmite el deseo o el desprecio de esa mirada al siguiente plano, quizás (seguro) eso no ha cambiado.

-En tu libro, hablás del montaje cinematográfico en la era de la post-post-modernidad, ¿como explicas este fenómeno?

¡Bueno, en este capítulo me lo pasé en grande!… Me permitió reflexionar sobre ideas que hacía tiempo que me rondaban por la cabeza sobre como ha cambiado el “efecto montaje” en este mundo de sobresaturación audiovisual en el que vivimos. Tenía una serie de intuiciones sobre esta transformación, y buscando otros artículos y estudios críticos recientes me las confirmaron en buena medida.

Todos los que trabajamos como narradores audiovisuales y cinematográficos entendemos y estamos de acuerdo en que el público es mucho mas sofisticado hoy en día que hace, pongamos por caso 50 años. Hay una serie de consignas que se han convertido en lugares comunes. Por ejemplo, que el espectador actual tiene mucha menor capacidad de atención en la duración de los planos. Y como reacción  a todo esto, hay todo un universo de cineastas que se han alejado de ese tópico para situarse en un territorio de resistencia contra la aceleración y el lenguaje sincopado de la mayoría de productos audiovisuales. Esta lucha, esta fricción entre lenguaje audiovisual y lenguaje cinematográfico, como montadores debemos tenerla en cuenta, ser conscientes de que estamos en una encrucijada, incluso cuando no estamos trabajando con autores que estén activamente a favor de este lenguaje cinematográfico de resistencia.

Pero además, la post-post-modernidad se encuentra en carne viva aún mas allá, en una mezcla de géneros diferente de como se entendió en la Post-modernidad (Tarantino y compañía) con una capa añadida de auto-consciencia del medio, ya sea televisión o cine.

En cambio, hay otra característica de esta post-post-modernidad que es divergente contra esta auto-consciencia del medio, y es la voluntad de recuperar el cine como territorio para una experiencia sensorial. La auto-consciencia del medio y el deseo por la inmersión sensorial son dos aspectos que chocan entre si en este universo audiovisual en el cual estamos inmersos, y eso me parece que crea un sentimiento extraño, tanto en el espectador como en el creador.

-¿Por qué es importante teorizar sobre el montaje?

Pues precisamente para estar vivos, para estar al día. Cada época ha tenido la necesidad de reflexionar sobre su momento y en la actualidad, a causa de la complejidad del medio audiovisual en el que vivimos, esa necesidad es una urgencia. Lo cual entra en conflicto flagrante con lo que debería ser una reflexión, que necesita un tiempo y una distancia.

De todas formas hoy en día contamos con herramientas que nos ofrecen nuevas posibilidades, como por ejemplo el ensayo audiovisual, basado en la remezcla de imágenes.

-¿Por qué hacerlo en el formato de un libro?

Lo bueno del formato libro es que permite extenderse en la reflexión, pero las nuevas herramientas, como el ensayo audiovisual, permiten acercarse mas y mejor a lo que es puramente el lenguaje con imágenes (y sonidos). Por eso precisamente en un momento cercano a la publicación del libro, pensé que sería una buena idea publicar un blog online con contenidos complementarios (videos, enlaces, etc). Pero como en realidad desgraciadamente no me dedico profesionalmente a tiempo completo a la escritura, ni a la docencia, el trabajo me ganó la partida, y no pude realizar esa idea. Quizás mas adelante…
-Se habla mucho de la democratización de las tecnologías en la sociedad en general, y especialmente esto se observa en el campo audiovisual, ¿cómo afecta esto el estado de nuestra profesión?

Nuestro oficio, nuestro ARTE, está basado en la tecnología, y ha ido dando saltos según los avances tecnológicos de cada época. Pero a pesar de todo, un avance tecnológico no puede sustituir la sensibilidad artística de un ser humano, y no creo que pueda hacerlo jamás. Me parecen casi ofensivas algunas noticias que he leído (con un claro interés comercial escondido) que dan por hecho, a corto plazo, la creación de software capaz de editar automáticamente, sin la intervención humana. Eso es absurdo, quizás útil para material en bruto de una cámara de vigilancia, pero no para cualquier otro material en el que intervengan autenticas emociones humanas, es una estupidez.

De todas formas, seguro que siempre habrá algún productor idiota al que le de lo mismo poner un chimpancé a editar su producto. Allá él (o ella). Yo como espectador seguiré prefiriendo ver y disfrutar una película o un programa de televisión hecho por humanos, y estoy seguro que seré capaz de notar la diferencia, claramente. ¿No es cierto que se percibe cuando una película está editada por un buen montador? ¿con sensibilidad y experiencia?

-¿Cuál es la innovación técnica que mas ha influenciado en el montaje?

Sin duda alguna, las computadoras, la aplicación de toda la tecnología informática al entorno del trabajo audiovisual. No tan solo en la creación de los sistemas de edición no lineal, algo obvio en el trabajo de edición, sino en toda la digitalización del sonido y de la imagen: la compresión digital, los codecs, el borrado de la frontera entre imagen cinematográfica y digital, etc

Pero mas allá de esta obviedad que acabo de citar, lo que debemos preguntarnos es como ha afectado esta revolución tecnológica al lenguaje cinematográfico y audiovisual y en que medida nos afecta como creadores (y también como trabajadores). En primer lugar, en cuanto al lenguaje no parece que haya cambiado mucho en la corriente principal (mainstream). Quiero decir que, por ejemplo, el lenguaje cinematográfico dominante sigue siendo el mismo que hace 50 años, mas o menos. Aunque también, es evidente que en cuanto a la incorporación de la tecnología digital a la producción y la postproducción, la mayor influencia ha sido en la creación de efectos visuales. En este caso, es paradójico como el abuso de la tecnología, debido a su abaratamiento y accesibilidad, lleva a una homogeneización en el aspecto visual de muchas películas, sobretodo en las de mas alto presupuesto, y sobretodo en las de mas cantidad de efectos visuales. Sirvan como ejemplos de esta sobresaturación, las sagas de superheroes de Hollywood (todas con el mismo aspecto visual y corrección de color), o también que el mismo JJ Abrams haya pedido disculpas públicamente, por abusar del efecto “lens flare” en sus producciones previas al retorno de Star Wars (Star Trek, Super-8…)

Esto me hace pensar en que esas “inalcanzables” producciones, en realidad no son mas que un aparador (escaparate) del dinero que se han gastado en ella sus productores, y que estos facilitan las condiciones para que el director y su equipo caigan en la tentación de competir con los mismos efectos visuales que la otra película de superheroes reciente, un poco como diciendo “eh mira! Yo también tengo el “plugin” tal o cual!”. Y eso no deja de ser una cosa de nuevos ricos, fanfarroneando de su coche deportivo o de su mansión, no se si me explico… Aunque pensándolo bien, esta bulimia visual y tecnológica en la postproducción, también se da en niveles inferiores de producción, precisamente porque hay muchas herramientas actuales que permiten “emular” el “look” de una película cara, y al final ¡todo acaba pareciendo lo mismo!

Pero es en los márgenes donde se encuentran las influencias mas innovadoras a causa de una tecnología. Estoy pensando, por ejemplo, en que se han puesto de moda los videos verticales, como un “scroll”, y esto sería impensable sin la tecnología de los móviles, tal y como hoy la conocemos. Y también estoy pensando en la explosión de la remezcla audiovisual en internet, que sería impensable hace muy poco tiempo, ¡YouTube apenas tiene 10 años de vida! Esta cultura de la remezcla audiovisual actual me parece muy interesante, y el lugar donde se están haciendo cosas muy innovadoras, aunque como explico en mi libro hunde sus raíces en una historia muy rica de experimentación y vanguardia visual durante todo el S.XX
Y en cuanto a la innovación técnica y el trabajo del editor, este es un tema que me preocupa porque lo conozco bien, y es evidente que se ha producido una banalización de la división de trabajos en el ámbito de la postproducción. Quiero decir, que al concentrarse las herramientas en el entorno informático, en una computadora, se ha creado una ilusión (en muchas ocasiones interesada) de que un único profesional puede asumir todas las tareas: editor, creador de efectos visuales, corrección de color, diseñador gráfico, editor de sonido, mezclador de sonido, etc… y por el mismo precio y en la mitad de tiempo. Y eso no es así. En ocasiones puede suceder, para según que producciones (pequeñas), pero la mayor parte de las veces, no. Y se producen abusos por parte de los productores, los cuales en muchas ocasiones se hacen los ignorantes para escurrir el bulto. Parece mentira el desconocimiento que hay (me temo que a veces interesado) sobre los procesos de postproducción o la importancia de la edición, en demasiados responsables de esta industria.

-¿Por qué crees que la figura del montador ha sido de las mas desconocidas para el gran público y la crítica especializada?

Para explicar este desconocimiento hay un aspecto romántico, y un aspecto práctico sobre ello. En primer lugar, en el aspecto “romántico”, el montador es un creador solitario, oculto en una sala oscura, un poco como un escritor. Quizás, para darle mas valor a los montadores, nos faltan imágenes en blanco y negro de ellos y ellas, mirando al infinito con un cigarrillo en la comisura de los labios… Hay toda una imaginería ahí, que no se ha explotado (con la excepción de alguna película solitaria como “The Conversation” de Francis Ford Coppola, una de mis preferidas). Además el montador forma parte de un equipo y además se trata de una labor aparentemente técnica (relacionada con la tecnología) incluso manual en sus orígenes (cortar y empalmar o pegar fragmentos de celuloide) con lo que el “glamour” de este trabajo no parece muy evidente. En conclusión, las circunstancias no han favorecido la creación de una imagen pública, reconocible fácilmente, de lo que es y hace un montador. Lo fácil, tanto para el público como para la crítica (sobretodo a partir de la segunda mitad del S.XX con la aparición de la Nouvelle Vague y todos los nuevos cines “de autor” a nivel mundial) siempre ha sido identificar al “artista” cinematográfico, al creador, con el director.

Pero sabemos, y es evidente, que ha habido históricamente un aspecto interesado por parte de los productores en ocultar la labor creativa de los montadores, para poder manejar el desarrollo del montaje final a su voluntad. Está muy bien documentada por ejemplo, la historia de las luchas encarnizadas entre productor y director en el Hollywood clásico. Cuando existían las grandes productoras, los amos de estas “fábricas de sueños” se podían permitir acabar sus películas, alejados de la soberbia creativa y de los “caprichos” de los directores, con los fieles técnicos a sueldo, los montadores.

Lo que es un poco escandaloso e imperdonable, es la ignorancia (o vagancia) de una buena parte de la crítica en reconocer y explicar la importancia de la labor del montaje. Afortunadamente hubo gigantes que  se tomaron la molestia de citar explícitamente la importancia del montaje en su trabajo, como Orson Welles y Alfred Hitchcock.

-¿Qué otras manifestaciones artísticas del siglo XX y actual han influenciado el montaje?

Antes que nada me gustaría subrayar que el montaje, en su acepción mas amplia, es un ARTE. De hecho el ARTE ES MONTAJE. Quiero decir con esto que el montaje cinematográfico (y sus derivados) es una expresión de algo más amplio, más profundo, de algo que hunde sus raíces en toda aquella nueva cultura de la fragmentación y la técnica que surge a caballo entre el S.XIX y el S.XX. El cine recoge en sus inicios influencias de muchas tradiciones y formas artísticas, como por ejemplo la opera, el vodevil, la pintura, y su lenguaje se hace muy sofisticado y diverso en apenas 30 años: expresionismo, surrealismo, los géneros, etc.

Pero incluso hoy en día se pueden detectar influencias del arte contemporáneo en las formas mas radicales del cine de autor (por ejemplo en el cine de Apichatpong Weerasethakul, sin ir mas lejos, cerca de ser una instalación museística en muchas ocasiones…), y no digamos ya en los videoclips y spots comerciales. En realidad, esta sociedad consumista en la que vivimos empuja al cine y la publicidad a fagocitar influencias de forma acelerada, todo es una remezcla de muchas otras cosas, y cuesta encontrar algo realmente original. Los creadores audiovisuales vivimos inmersos en una marea de novedades formales, que a veces no lo son tanto.

Por eso es importante para los editores, formarse, cultivarse y mantener un criterio propio. Tu aportación artística al montaje, será tan buena como los libros que hayas leído, la música que hayas escuchado, los viajes que hayas hecho, o el tiempo que hayas dedicado a cuidar a tus hijos o a tus padres, cultivar tu empatía con las emociones humanas que te vayas encontrando por este aprendizaje que es la Vida.