La noticia se supo a principios de septiembre: el venerable realizador británico Ken Loach estaba teniendo problemas para terminar de editar la que tal vez sea su última película, Jimmy’s Hall. O al menos la última a esa escala, según concedió el propio Loach, ya que está ambientada en los años 30 e incluye un gran elenco. Pero los problemas para terminar de editar la película no tuvieron nada que ver con la edad de Loach, sino con el hecho de que lo hace a la vieja usanza, cortando el film a mano, y se estaba quedando sin un insumo fundamental para hacerlo: la cinta adhesiva para numerar esos cortes.
Con el paso masivo al digital, esa cinta –que sirve para marcar la coordinación del sonido con la imagen—ya no se fabrica, y Loach estaba desesperado: editando en una Steenbeck las cintas que tenía se le iban a acabar para el fin de semana, necesitaba 20 o 30 más y no había dónde comprarlas. Por eso, a través de su productora, Loach lanzó un pedido de ayuda público a sus colegas, una suerte de botella al mar. Y lo que el mar –o sea el correo- le trajo de vuelta, fue una caja con una veintena de rollos de la tan buscada cinta. El remitente era nada menos que el muy digital estudio Pixar. Dentro de la caja, además de los rollos, había una carta firmada por todos los editores, diciendo que esos eran todos los que les quedaban en su depósito. Y había algo más: un dibujo que mostraba a los protagonistas principales de Monsters en el proceso de editar una película a la vieja usanza. Con el envío de Pixar más el agregado de un par de aportes más, Jimmy’s Hall tendrá su sonido en sincro. Además de agradecer públicamente a Pixar, Loach y su equipo difundieron una foto en la que están imitando el dibujo que muestra a Scully y Mike Wazowski ante la moviola: sorprendidos trabajando.
Fuentes: Martín Pérez // The Guardian (en Inglés)